La Presidenta Institucional de Grupo Femxa explica que España se encuentra a la cabeza de Europa en términos de fracaso escolar y de reducida inserción laboral de sus jóvenes
En su opinión, "los continuos cambios legislativos constituyen el mayor mal de la enseñanza en nuestro país"
“La educación, para ser eficaz, debe ser independiente de los cambios gubernamentales, y mantener una estructura vigente a lo largo de décadas”. Esto es lo que opina Patricia García, Presidenta Institucional de Grupo Femxa (www.grupofemxa.com), empresa líder en formación para el empleo en España, refiriéndose a las numerosas reformas que ha sufrido el sistema educativo español durante los últimos 30 años. Y es que, desde 1980, se han aprobado 12 Leyes Orgánicas sobre educación en España.
“Cambios tan sustanciales, en tan poco tiempo, hacen imposible alcanzar los objetivos buscados con la educación y la enseñanza”, explica Patricia García. “El sistema educativo debe asegurar que los estudiantes adquieran una formación de calidad que favorezca su competitividad e inserción laboral, algo que, como sabemos, no ocurre con gran parte de nuestros jóvenes".
Por este motivo, los expertos en formación reclaman un gran pacto de Estado, independiente de los vaivenes políticos, que busque la cohesión social, donde todos los sectores sean tenidos en cuenta para diseñar un modelo que incluya medidas para incentivar la empleabilidad y fomentar la cultura emprendedora, que repercutan positivamente en el futuro de los estudiantes y, por tanto, futuros trabajadores, dejando atrás las desigualdades existentes entre los alumnos españoles y los estudiantes de los países más avanzados de Europa. En definitiva, apostar por una educación y una formación de calidad. Pero, sobre todo, inciden en la necesidad de coordinar las ofertas formativas y de empleo.
“La formación debe estar orientada al mercado de trabajo. España dejará atrás la crisis económica y generará empleo. Por ejemplo, según las previsiones de la Unión Europea, de aquí al 2020 nuestro país necesitará cubrir más de ocho millones de puestos de carácter técnico. La cuestión es quién va a desempeñarlos, porque, hoy por hoy, nuestros jóvenes no cuentan con la preparación necesaria. Debemos formar a mucha gente en poco tiempo. De lo contrario, nos arriesgamos a perder el futuro de toda una generación”, asegura Patricia García.
Además, los formadores insisten en la importancia de dar continuidad al modelo elegido, con un plazo de al menos 20 años, para que el sistema educativo rinda adecuadamente.
“Ha de pasar el tiempo suficiente para poder valorar los logros y las debilidades del sistema, o detectar nuevas necesidades, por lo que se hace necesaria una evaluación constante enfocada hacia la mejora permanente", finaliza la Presidenta Institucional de Grupo Femxa.
Ejemplos a seguir
Varios países apostaron en su día por un modelo educativo de calidad, y los buenos resultados alcanzados demuestran lo acertado de su decisión. Entre ellos destaca Finlandia, una nación que en la década de los noventa sufrió graves problemas de desempleo, comparables a los que vive ahora España. Hoy por hoy, los alumnos finlandeses obtienen, año tras año, las mejores calificaciones a nivel mundial, lo que garantiza que, con el tiempo, serán de los mejores profesionales del mundo, hecho que ha convertido la economía del país nórdico en una de las más potentes de Europa.
“Cambios tan sustanciales, en tan poco tiempo, hacen imposible alcanzar los objetivos buscados con la educación y la enseñanza”, explica Patricia García. “El sistema educativo debe asegurar que los estudiantes adquieran una formación de calidad que favorezca su competitividad e inserción laboral, algo que, como sabemos, no ocurre con gran parte de nuestros jóvenes".
Por este motivo, los expertos en formación reclaman un gran pacto de Estado, independiente de los vaivenes políticos, que busque la cohesión social, donde todos los sectores sean tenidos en cuenta para diseñar un modelo que incluya medidas para incentivar la empleabilidad y fomentar la cultura emprendedora, que repercutan positivamente en el futuro de los estudiantes y, por tanto, futuros trabajadores, dejando atrás las desigualdades existentes entre los alumnos españoles y los estudiantes de los países más avanzados de Europa. En definitiva, apostar por una educación y una formación de calidad. Pero, sobre todo, inciden en la necesidad de coordinar las ofertas formativas y de empleo.
“La formación debe estar orientada al mercado de trabajo. España dejará atrás la crisis económica y generará empleo. Por ejemplo, según las previsiones de la Unión Europea, de aquí al 2020 nuestro país necesitará cubrir más de ocho millones de puestos de carácter técnico. La cuestión es quién va a desempeñarlos, porque, hoy por hoy, nuestros jóvenes no cuentan con la preparación necesaria. Debemos formar a mucha gente en poco tiempo. De lo contrario, nos arriesgamos a perder el futuro de toda una generación”, asegura Patricia García.
Además, los formadores insisten en la importancia de dar continuidad al modelo elegido, con un plazo de al menos 20 años, para que el sistema educativo rinda adecuadamente.
“Ha de pasar el tiempo suficiente para poder valorar los logros y las debilidades del sistema, o detectar nuevas necesidades, por lo que se hace necesaria una evaluación constante enfocada hacia la mejora permanente", finaliza la Presidenta Institucional de Grupo Femxa.
Ejemplos a seguir
Varios países apostaron en su día por un modelo educativo de calidad, y los buenos resultados alcanzados demuestran lo acertado de su decisión. Entre ellos destaca Finlandia, una nación que en la década de los noventa sufrió graves problemas de desempleo, comparables a los que vive ahora España. Hoy por hoy, los alumnos finlandeses obtienen, año tras año, las mejores calificaciones a nivel mundial, lo que garantiza que, con el tiempo, serán de los mejores profesionales del mundo, hecho que ha convertido la economía del país nórdico en una de las más potentes de Europa.
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